¿Qué es el eje intestino-cerebro y cómo me afecta?

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El eje intestino-cerebro es la razón por la que frases como "se me hizo nudo la panza" o "tengo mariposas en la panza" no son meras frases retóricas: son procesos fisiológicos reales respaldados por la ciencia.1

La ciencia que subyace al eje intestino-cerebro sugiere que nuestro intestino y nuestro cerebro están siempre en estrecha comunicación. Entonces, ¿qué significa esto para tu salud física y mental? ¿Y qué puedes hacer para "equilibrar" tu eje intestino-cerebro y mantenerte sano? Sigue leyendo para averiguarlo.

¿Qué es el eje intestino-cerebro?

El eje intestino-cerebro es la comunicación bidireccional entre tu intestino y tu cerebro2. Es la forma en que tu cerebro2 “sabe” que tiene hambre, cómo tu estómago “le dice” a tu cerebro que está lleno y cómo tu cuerpo “sabe” que debe relajarse y digerir la comida una vez que ha comido.

Pero, el eje intestino-cerebro va más allá de la digestión. Esta comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro es también la razón por la que puedes tener mariposas en el estómago cuando estás estresado, por la que sientes ese nudo en la panza antes de una presentación importante e incluso, para algunas personas, por la que pueden sentir la necesidad de defecar cuando se asustan1. Los pensamientos y sentimientos que se procesan en tu cerebro también pueden repercutir en la actividad de tu intestino.1,2

¿Qué hace el eje intestino-cerebro?

El eje intestino-cerebro contribuye a gobernar numerosos aspectos de la salud humana, entre ellos los siguientes 2:

  • El control de los movimientos del intestino, es decir, todo lo que ocurre con los alimentos en el cuerpo desde el momento en que se introducen en la boca y empieza la digestión
  • El metabolismo
  • El equilibrio energético (homeostasis)
  • La inmunidad y la protección de los intestinos frente a los parásitos y las bacterias nocivas
  • El control del estrés

Cada vez hay más pruebas que sugieren que el eje intestino-cerebro también desempeña un papel importante en lo siguiente:

  • El control de las emociones1,2
  • El razonamiento y el desarrollo cerebral6
  • La salud mental2

¿Cómo funciona el eje intestino-cerebro?

El intestino y el cerebro están conectados anatómicamente. Pero también están conectados a través de varios sistemas complejos y vías bioquímicas que conforman el eje intestino-cerebro. Así que vamos a desglosarlos.

Tenemos un sistema nervioso central, que está formado por el cerebro y la médula espinal, ésta última tiene una red de neuronas que gobierna el tracto gastrointestinal. Sí, ¡tenemos neuronas en el intestino!

Estos dos sistemas están conectados a través del eje intestino-cerebro, que a su vez, está formado por 2:

  • El sistema nervioso autónomo, que regula la respiración, la frecuencia cardíaca y la digestión.
  • El eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA, por sus siglas en inglés), que ayuda a controlar las reacciones al estrés
  • El nervio vago
  • Los nervios del tracto gastrointestinal
  • Las hormonas, los neurotransmisores y los péptidos
  • La microbiota intestinal, es decir, los billones de microorganismos que viven dentro de nuestro intestino

El eje intestino-cerebro incluye las siguientes vías de comunicación:

  • Endocrina o relacionada con hormonas y como se distribuye
  • Humoral o relacionada con los fluidos corporales que juegan un rol en la inmunidad
  • Metabólica
  • Inmunitaria

A través de estas complejas redes de nervios, neuronas, glándulas y vías bioquímicas, el cerebro puede influir en lo que ocurre en tu intestino y el intestino puede influir en tu estado de ánimo, tu razonamiento y tu salud mental.2

El eje intestino-cerebro y el nervio vago

El nervio vago es clave en la comunicación entre la microbiota intestinal y el cerebro.5 El nervio vago comienza en el tronco encefálico y recorre todo el cuello y la caja torácica hasta el abdomen.3 (Como “viaja” tanto, también se le llama “nervio errante”).
Así, comunica la información de los centros emocionales y cognitivos del cerebro a los intestinos y viceversa.

En los intestinos, regula la contracción de los músculos y la secreción de las glándulas. En conjunto, el nervio vago es responsable de gobernar varios procesos, entre ellos los siguientes3:

  • La digestión
  • La frecuencia cardíaca
  • La frecuencia respiratoria
  • La deglución
  • Los vómitos

El nervio vago también está conectado y envía señales neuronales al eje HPA, que le ayuda a adaptarse al estrés. Juntos, el nervio vago y el eje HPA ayudan al cerebro a influir en la actividad de las células del intestino. Estas células desempeñan roles importantes en la inmunidad, la contracción muscular y la salud de los tejidos corporales, entre otras cosas.3

Estas mismas células, a su vez, están influidas por la microbiota intestinal. La microbiota intestinal alberga varios microorganismos, entre ellos bacterias “buenas”, virus y levaduras.

¿Cómo afecta el estrés al eje intestino-cerebro?

Existen varias formas en las que el estrés puede afectar al eje intestino-cerebro.

Por ejemplo, en respuesta a un estrés intenso, muchas personas experimentan lo siguiente4:

  • Diarrea
  • Problemas para digerir y vaciar el estómago
  • Aumento de las contracciones del colon
  • Mayor sensibilidad al movimiento y funcionamiento de los intestinos, lo que provoca dolor abdominal y otros síntomas digestivos

Los mecanismos que subyacen a estos vínculos son complejos. Por ejemplo, el miedo o el estrés intensos pueden afectar a la cantidad de sangre que llega al estómago y a las contracciones de los intestinos. Las hormonas y los neurotransmisores contribuyen a ello: el miedo provoca la liberación de norepinefrina y cortisol, que ayudan a tu cuerpo a entrar en modo “lucha o huida”. Estar en este modo, normalmente reservado para cuando se está en una situación muy peligrosa, puede alterar los procesos gastrointestinales.4

Problemas estomacales debidos al estrés psicológico

El estrés psicológico puede causar los siguientes problemas estomacales7:

  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE)
  • Úlcera péptica
  • Indigestión recurrente (dispepsia funcional)
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)
  • Otros problemas gastrointestinales sin causa aparente (trastornos funcionales)

El estrés puede causar estas enfermedades al alterar el eje intestino-cerebro. Por ejemplo, la relación entre el eje intestino-cerebro, está bien establecida. Un eje intestino-cerebro perturbado puede7:

  • Hacer que los intestinos sean más vulnerables a los gérmenes y a las bacterias dañinas
  • Aumentar la producción de proteínas proinflamatorias
  • Reducir el flujo sanguíneo a la mucosa (revestimiento) del estómago, lo que lo hace más vulnerable a las ulceraciones, las perforaciones y el exceso de ácido.8
  • Lo hacen más sensible al dolor intestinal

¿Cómo equilibrar tu eje intestino-cerebro?

Puede que nuestras panzas estén utilizando el eje intestino-cerebro para decirnos cuándo no hemos procesado completamente (o... digerido) ciertas emociones. Pero al “equilibrar” nuestro eje intestino-cerebro, podemos deshacer el dolor en nuestra panza y reanudar nuestra vida cotidiana.

Puedes hacer varias cosas para mantener tu intestino y tu mente, alineados y sanos, como técnicas de control del estrés, medicamentos y terapias psicológicas y conductuales7. Comer ciertos alimentos también puede ayudar.

Técnicas de control del estrés y terapia psicológica

Como era de esperar, controlar los niveles de estrés puede mejorar los problemas de tu panza relacionados con el estrés. Algunas alternativas que puedes probar son las siguientes técnicas de control del estrés3:

  • Psicoterapia dinámica
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC)
  • Hipnoterapia dirigida al intestino
  • Terapia de relajación
  • Estimulación del nervio vago
  • Meditación

Medicamentos: Antiespasmódicos

Los antiespasmódicos y los relajantes del músculo liso pueden ayudar a aliviar temporalmente el dolor abdominal.

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